sábado, 27 de noviembre de 2010

Y esque a veces hay que retorcer las cosas para ponerlas rectas

Voy con mis gafas torcidas, es bastante incómodo.
Más aún que llevar gafas.
Decidida, opto por ir a igualármelas, 
a lo que se dice a ajustármelas,
y cuando llego a la óptica me encuentro
a una mujer amable que con cara tranquila me dice:
"Las gafas no están torcidas, eres tú la que tienes una oreja más alta que otra",
Y como buena profesional comenta, a mi también me pasa.
Y sí, a ella también le pasaba.
Lo que yo no creía es que hubiera ido a la óptica a ajustar mis orejas a las gafas.
Cogió mis gafas rectas y las retorció, dejándolas totalmente asimétricas,
como yo misma, y me quedaron perfectas.

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