miércoles, 30 de noviembre de 2011

Cuando empieza a oler

No quiero ver mas al muerto
que duerme en mi cama.
Llevamos ya unos años
y empieza a oler mal.
Aún oscurecido y torcido,
rígido y frío
sigue siendo una compañía.
Una compañía que ya parece
no servirme, parece molestarme,
cuanto menos inquietarme.
Inquieta por no saber cómo quitármelo de encima,
inquieta porque sigue aquí.
Y me levanto, mis ojos siguen pegados,
corro al baño, me corto el flequillo.
Ya está, vuelvo, vuelvo a la cama,
pero sigue estando ahí, sigue el mismo olor,
aquello sigue congelado.
Me levanto, cojo otra manta,
de las gordas, las que pesan,
me acuesto, otra vez.
Y ahí seguimos, él y yo,
los dos, cada uno con el otro,
y cada otro sin el uno.
Mañana volveré a intentarlo,
quitármelo de encima, dejarlo marchar.

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