martes, 30 de octubre de 2012

Me enamoré un poco

Aquel día me enamoré un poco
de aquellos ojos que brillaban demasiado
de esas manos ansiosas por sentir
de esa boca que sabía hablar, sabía contar.
Y mientras no nos tocábamos,
mientras no nos besábamos
sentí que me enamoré un poco.
Sólo un poco, porque lo poco queda,
no se desborda, lo poco no se ahoga.
Lo poco se agarra, se clava, se queda.
Por eso yo me enamoré un poco
de aquella noche eterna, hablando,
mirando, y no tocando.
Regodeándonos en lo qué podíamos hacer
y nunca hicimos,
en lo que queríamos, en lo que deseábamos
y sabíamos que no sucedería.
Aquella noche no.
Y me enamoré tan poco
que quiero volver a aquella cama
en la que sólo me daban calor las sábanas
y esos ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario