miércoles, 27 de febrero de 2013

Mi triste continuo

Esa eterna rival
que te absorbe las fuerzas.
Que mientras cae te tira,
cuando se rinde te suplica,
y que calla lo que ordena.
Aquella eterna compañera
que no puede pasar ni un rato
sin recordarte que la necesitas,
que la quieres, que te mueres.
Sentada en la habitación de al lado,
huele tu histeria, tu flaqueza.
Abres un grifo
para ocultar tu respiración,
tus pasos intermitentes,
tus manos temblando, heladas.
Mi fiel y amargo complemento.
Mi incesante pesar.
Mi triste continuo. 

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