tal como me tiraste,
me encuentras hoy.
Como una perra herida,
como una perra hambrienta.
Pasa el tiempo
y sigo sentada en la misma acera,
reconociendo pasos,
uno tras otro,
sin ver los tuyos por ninguna parte.
Y ahora que empiezo a mirar mas allá,
una llamada, un aliento, una gracia
y vuelves a darle la vuelta a esta perra herida.
No tienes remedio,
y eso me mata.
No tienes vergüenza,
y eso me pierde.
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