jueves, 8 de marzo de 2012

Descansando en lo inerte

Cuando tu mundo interno te acompaña,
a veces,
olvidas moverte, tocarte,
tomarte y verte.
Contemplar las calles, las gentes,
los árboles, la lluvia.
Se pasan las horas,
quieta, inmóvil,
como si un veneno te poseyera.
Aunque tu alma fluye, cambia y se mueve,
tu cuerpo sigue inerte, dormido,
no se si descansando.
Ya no te duele.

En un rincón secreto

Conserva ese lado,
esa parte que sólo es tuya,
cuando se eriza tu piel a solas,
cuando piensas, cuando miras,
cuando disfrutas con una canción,
con una película, con un gesto.
Sólo a ti te pertenece
y sólo tú puedes cuidarla.
Mimarla y amarla.
Guárdala como un secreto,
escóndela como una carta de amor nunca entregada,
y quiérela tanto o más que a ti.
Miente por ella, huye por ella,
y sácala del agua siempre que vayas nadando.
Ponla al sol, por si se ha mojado,
y déjala que descanse junto a ti.
Que duerma tapada, sin ruidos,
tranquila y a solas contigo.
No dejes que la invadan,
tú sabes que es bastante reservada,
y solo acepta tu compañía.

Carta de amor

Amor mío tengo la certeza de estar enloqueciendo otra vez, podremos soportar otra de estas terribles crisis, y se que esta vez no me recuperare. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Por lo tanto voy a hacer lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la mayor felicidad posible, has sido todo lo que alguien puede ser para otro. Se que estoy destrozando tu vida y que sin mi podrías trabajar, y lo harás, lo se. Ni si quiera me expreso debidamente. Lo que quiero decirte es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has tenido una paciencia infinita y, has sido increíblemente bueno. En mi ya no queda nada salvo la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida. No creo que dos personas puedan ser más felices de lo que lo hemos sido nosotros. Si pensara con claridad, Leonard, podría decirte que estoy luchando, sola, y envuelta en la oscuridad y que solo yo conozco, solo yo comprendo mi propio estado. Y tu vives, dices que vives, con la amenaza de mi extinción, Leonard yo también vivo con ella. Ejerzo mi derecho, el derecho de todo ser humano, elijo no el asfixiante anestésico de los suburbios si no la violenta sacudida de la capital, esa es mi elección. A la paciente mas humilde, a la mas modesta, le permiten dar su opinión en el modo de seguir su tratamiento, así define su humanidad. Desearía por ti Leonard ser feliz en esta tranquilidad, pero si debo elegir entre Richmond y la muerte, elijo la muerte. No se puede encontrar la paz, evitando la vida. Querido Leonard, mirar la vida a la cara, siempre hay que mirarla a la cara. Y conocerla por lo que es, así podrás conocerla, quererla por lo que es. Y luego, guardarla dentro. Leonard guardare los años que compartimos, guardare esos años, siempre. Y el amor, siempre. Y las horas.
 **[Virginia Woolf, Las Horas]**

¿Por qué no verte es más fácil que pensarlo?

¿Por qué no viéndote siento no perderte?
¿Por qué evitando el pensamiento de la ausencia
siento que te tendré conmigo para siempre?
¿Por qué quererte libremente me hace tanto daño?
¿O por qué lo siento así?
Pensarte es maravilloso,
tenerte a veces doloroso.
Siento descuidarte para intentar cuidarme.
No se hacerlo de otro modo, de momento.
Espero poder acercarme, para poder despedirme,
para decirte lo que te quiero, lo que me dueles,
lo que no puedo vivir sin ti.
Te quiero, como nunca lo he hecho a nadie,
como nunca pense que se podía hacer,
y no puedo, me oprime, me mata.
Y doy gracias por sentirlo así.

Gracias Luis

Estoy orgullosa, de conocerte, de creerte,
de sentirte tal como eres.
Tal como te muestras, tal como quieres.
Porque ese hombre te nubla la vista
con su estar, con su saber y aprender.
Te devuelve la esperanza, te conserva la ilusión
y te la cuida de la mejor manera,
haciendo que tú nunca la descuides.
Amar haciendo que el otro se ame,
esa es la mejor manera.
Gracias Luis.

Clávate con amor

Con los pies mojados sobre la arena,
tan fríos y tan calientes,
parece que hasta ellos se emocionan.
Paseando y sintiendo cómo las pequeñas piedras
que el mar ha hecho añicos
antes eran grandes y fuertes.
Ahora, minúsculas y punzantes se te clavan
como si fueran agujas.
Pero sabes que no las cambias por nada,
hoy no, hoy las quieres, así,
punzantes y dolientes.
Es su esencia, es tu esencia.
Sois la esencia.

Aquí, de nuevo

Cuando vuelves, estás aquí de nuevo,
de nuevo contigo. Por fin.
Una canción, una caricia de tu gato,
una mirada de tu amor, un miedo de perderlo.
Miedo de perder todo, y de sentirte tan sola.
Y te encuentras de nuevo aquí, con ello,
con él mirándote, con esa música sonando y
tú sentada, parada, concentrada
y no haciendo otra cosa que estar aquí, con ello,
con todos, con todo y contigo.