jueves, 15 de noviembre de 2012

Debajo de ese bigote

Debajo de ese bigote
intuyo que hay algo más.
Tu cara aparentemente seria
desprende un perfume dulce.
Ese gesto tan tuyo,
inquietante, directo
resulta tan conmovedor.
Debajo de ese bigote,
de esa densa capa
que oculta un poco de ti,
se intuye un ferviente anhelo.
Y si logras alejarte un poco,
mirar desde una perspectiva ladeada
por fin cazarás la esencia, su esencia.
Porque ese bigote no consigue engañar,
ese bigote se delata en silencio
y hace que le amemos más. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Un halo de gas

He salido de ti hasta la cresta,
como un toro desbocado
directa a los ruedos.
De esos toros maleados,
ya toreados.
Me dirijo en recta al bulto.
Ahora miro más de lo que se puede ver,
no me corta que se note,
me inspira no disimular.
Un halo de gas
rodea mi cuerpo
y no temo que lo huelan a millas.
No apartaré los ojos,
no dejaré que me intimiden,
ese es el arma que me ha quedado,
el arma que tú me has dejado.



El sabor de las horas

A las horas todo sabe distinto,
tu aliento no se identifica bien,
como si hubieras tragado algo crudo.
Cuando pasan las horas
el recuerdo del ayer
parece llevar colorante,
se nota más intenso, más desgarrador.
Por eso deja que hoy
lo viva como si fuera otro día,
que lo absorba como si fuera ayer.
Deja que se asiente el ahora,
y esté como un recuerdo,
saborearlo como si ya no existiera.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Ni a aquellos que te roben el alma

Nuestro mundo es nuestro,
vinimos aquí solas
y no huele que eso vaya a cambiar.
Todo ese alboroto de allí fuera,
el ruido de los coches,
las calles mojadas y
aquellos que nos roban el alma,
no son nuestro negocio.
Recomponiendo el puzzle
una y otra vez,
esas piezas nunca encajan.
Aquel sonido que te marea,
que te hace débil, vulnerable
no es más que un reflejo.
Y mientras crees que arrancan tu fuerza,
sólo es un mal sueño en que te dejas llevar.
Aquél no puede arrebatarte tu mundo,
tu mundo es tuyo
y aunque quieras cederlo, regalarlo
y abandonarlo a la suerte de otro
se revolverá siempre contra ti.
Porque tu mundo, tus ganas,
tu ansia sabe que te pertenece
y no permitirá fácilmente que la sueltes.




Me marcho

Pensé que al quemarme ya no me dolería
mi piel se volvería inerte
y no notaría el roce de mi adiós.
Me lancé porque creí que ya no me encogería,
que estaría a salvo de esas palabras, de esa dulzura.
Siempre segura de que cuando algo arde,
se prende por fin, las cenizas no sienten,
descansan anestesiadas.
Pero aún quedan restos,
los escombros escoden retazos de ti.
Y aunque creí que ya no me podía quemar más,
le vuelves a dar la vuelta a mi piel cuando me dices,
cuando me cuentas.
Por eso adiós, no quiero, no puedo, me hieres.
Me voy porque tú no lo haces,
porque se que no tienes nada que perder.
Me marcho sabiendo que lo notarás apenas dos días
que será al tiempo cuando percibas
que la nena no está.
Y me alejo curiosamente tranquila.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Y con esto me despido

Podrías tomarme como a él,
suavemente ladearme hasta alcanzar la posición,
la postura perfecta.
Yo me dejaría llevar,
mi pelo caería sobre tus brazos
y mi rostro se levantaría hacia tus ojos.
Podrías desnudarme y sentarme en tus rodillas,
apartar lo que te moleste y colocarme como quieras,
como mejor te venga.
El público sólo espera una buena melodía,
mientras hacemos el amor.
Sabes que si encontramos la postura exacta,
si encajamos, sonará bien.
Esa melodía les llegará a todos,
sus aplausos envolverán nuestros gemidos.
Quizá hoy podrías amarme tanto como a él,
cuidarme y guardarme dentro.
Llevarme contigo siempre
y cuando llegue la hora de actuar
aparecería otra vez mi cuerpo a solas.
Los ojos se clavarían en él
y tu gesto parecería desafiante.
Podrían sonar tan bien
tu cuerpo y el mio.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Jódete, jódeme

Esperando al ascensor,
tranquila, segura,
hoy sabe que si quiere rompe.
Se abre la puerta y
oye una voz familiar en su espalda.
Una voz calmada, serena, que intimida.
Conocía bien esa voz.
Esa voz ya le mintió una vez,
la enamoró y la abandonó.
Aquella voz volvió a herizarle el cuello.
Incapaz de darse la vuelta,
de mirarla a la cara,
da un paso adelante e intenta adentrarse.
Pero la voz la sujeta,
de nuevo, la atrapa, la entrampa.
Esta vez puede mantenerse
al menos unos minutos,
puede oírla, notar su aliento en la nuca
y afligirse sin mirar atrás.
Los segundos comienzan a correr
mientras cada vez se le hace más difícil.
Asustada, con los ojos cerrados
susurra una y otra vez,
jódete, jódete, jódete.
Pero esa voz ya la ha arrastrado hasta el ascensor,
estrellándola contra el espejo
y mordiendo sus labios.
Su jódete empieza a morir, a desvanecerse,
como un perro herido comienza a marcharse.
Ya casi no se oye
y él no deja de besarla, de tocarla.
Ahora su boca ruega que la jodan,
que la jodan y no paren.

domingo, 4 de noviembre de 2012

El peligro empieza a solas

El peligro empieza cuando nadie te ve,
cuando sólo respondes ante ti,
cuando los únicos ojos que te observan son los tuyos
y eres libre para moverte como quieras.
Ahí es donde todo puede acabar mal,
o tal vez no.
Es como una cuerda de equilibrio
que atraviesas con mucho viento
y sin nada abajo que amortigüe.
Por eso cuando estoy sola
siempre pienso en lo mismo,
siempre pienso en el mismo.
Imagino que me cubren,
que me ladean y protegen.
Que estoy segura mientras no me mueva,
mientras no me aleje demasiado.
La música bien alta,
cerrando las heridas, tapándolas.
Que maree cuando suena,
que me acompañe en su ausencia.

Como dijo aquel chico

Porque como dijo aquel chico,
la mejor manera de disimular,
de llorar y no fingirlo,
de sufrir sin que se note
es escondiendo las lágrimas bajo la lluvia.
Dejando que se fundan,
con la cara relajada,
viéndolas caer.
La lluvia se ocupa de ellas,
las abriga, las oculta.
Se convierte en tu testigo,
en tu cómplice.
Te ayuda a seguir caminando,
con la cara levantada,
el mentón desafiante
y sin que lo noten.
Con un guiño observas la ciudad,
tan ausente de tu dolor,
que cala.


Ese olor

Ese olor se quedó en mi cuerpo,
como humo se agarró a mi ropa,
y no me deja quitármela.
Quién diría que con tanto viento
podría aferrarse algo tan fuerte.
Pero ese olor no se va,
no se aplaca con agua,
con perfume, ni huyendo.
Y ahora me paso el día bajo las sábanas,
cerrando bien los ojos,
intentando no sentirlo, no verlo.
Y aún así, cuando creo haberlo esquivado
veo como se acerca de nuevo,
amenazando con no abandonarme.
Ese olor ya forma parte de mi,
ya se confunde con el mio
y sólo quiero que te acerques,
que lo cojas y te lo lleves contigo otra vez.
Que te quedes aquí con él,
o lo hagas tuyo para siempre.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Sólo frente al espejo

Se levanta y camina,
balanceándose como un tigre,
se dispone a empezar el día.
En frente del espejo
vuelve a mover la cabeza,
de un lado a otro,
para no perderse ninguna parte.
Sonríe y comienza a quitarse la ropa,
se acaricia con ella y la pisa mientras cae.
Pies descalzos, uñas pintadas,
pequeños pies delicados.
El agua ya cae, ardiendo,
su olor hace que se excite un poco
que se meta dentro, desnuda.
Mientras cae por su espalda
y se desliza por sus piernas
sabe que hoy va a ser un buen día.
Sale con jabón en las orejas,
y al respirar siente cómo la observan
desde la puerta entreabierta.
Ella finge no darse cuenta,
sigue su ritual.
El espejo los va delatando lentamente,
cuando el vaho se esfuma.
Ya no hace falta disimular,
su presencia se clava sola
aunque no parece preocuparle.
Ella continua como si nada,
se pone su lencería y seca su pelo.
Mientras, no dejan de mirarla.
Es todo un placer estar a solas, con él.



No empiezo a echarte de menos

Y ahora que te has ido
no empiezo a echarte de menos,
no siento la necesidad de olerte,
ni si quiera la recuerdo con claridad.
Me esfuerzo por imaginarte,
por acordarme de cómo me tocabas,
pero cada vez me cuesta más.
No quererte me duele,
aunque sepa que es lo mejor,
lo mas liviano, se retuerce dentro.
Ni idea de dónde andas,
de qué haces,
de con quién,
pero hoy es la primera hora
que me esfuerzo porque me importe.
Y aunque no lo creas me duele verdaderamente,
no amarte, no necesitarte.
Tan acostumbrada a ti
que me sabe raro no preocuparme,
no agonizar, no quebrarme.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Si yo miento tu silencias

Si yo miento tu silencias,
deja que me explique a mi manera,
aunque no cuente la verdad,
aunque no te la cuente.
Si yo miento,
te pido por favor que silencies,
la verdad cuenta cada vez menos,
la verdad hoy resta y hace daño.
Déjame que en esta noche
te cuente muchas mentiras
mientras tu silencias.
Déjame decirte que te adoro,
y déjame que se lo cuente a todos,
sólo esta noche.
Voy a hacerte el amor
voy a susurrarte al oído que no puedo vivir sin ti,
y a tocarte como si te amara.
Si yo miento y a ti te gusta,
déjalo estar.
Esta noche no necesitamos más
que mentir y amar.

Acércate

Entre tanta gente con cara atenta,
me siento obligada a fingir,
a disimular.
Acércate y dame la mano,
sonríe, muévete a mi ritmo
y haz como si te interesara lo que digo.
Así parecerá que nos queremos,
que nos amamos,
que planeamos tener un bebé.
Ven y abrázame, haz que lo sientes,
que sientes mi calor, mi amor.
Y bésame, bésame sólo un poco,
sólo para que todos lo vean,
que nos envidien, que nos odien.
Aunque sea sólo por eso,
esta noche abrázame y bésame,
no dejes de hacerlo ni un segundo,
ellos no dejan de mirar
y se que a ti te gusta.


Agarrada a su chaqueta

Agarrada a su chaqueta,
como si me fuera a caer dentro,
como si ello lo impidiera.
Intentando no desestabilizarme,
no balancearme demasiado.
Vamos muy rápido
y empiezo a no saber quién conduce.
El viento me marea, no me deja ver bien,
pero sigo agarrada a su chaqueta,
como si me fuera a caer dentro,
como si sola no pudiera resistirme,
como si al soltarla me acercara más a él.
Apoyada en su espalda,
manteniendo quieto el deseo
no quiero quedarme pegada.
No pienso soltar esa chaqueta,
para correr, para ir tan rápido no.
No puedo quedarme con las manos vacías,
no puedo dejarlas que decidan solas,
que se muevan donde quieran,
no me fio de ellas.
A tanta velocidad no saben lo que hacen
y pueden ser peligrosas.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Tengo tres ases

Pasmada como un animal desorientado,
inmóvil como un ave rapaz a punto de atacar,
rígida, quieta, atenta.
Percibo que estás a punto de llegar
y no se muy bien por donde.
Seguiré sin moverme hasta que aparezcas,
no pienso despistarme ni un segundo.
No respondo con fluidez, no se muy bien qué hacer,
y hueles mi miedo.
Tengo tres ases en la manga,
pero me falta uno para hacer poker
y se que lo tienes tú.
Quizá si me mantengo lograré arrebatártelo,
hacerlo mio y ganar.
Esta partida no es cuestión de estrategia,
no es cuestión de fuerza, de método.
Esta partida la gana quien aparte su miedo,
quien lo aniquile y se deslice hacia el otro,
quien se acerque más sin quemarse.


Necesitaba un rato sobria

La chica que te digo estaba ya cansada,
de tanto compromiso,de tanta verdad.
Emborrachada de la realidad
necesitaba un rato sobria.
Un rato sin rendir cuentas,
un rato sin mirarse, sin atender las buenas maneras.
Que lo hagan otros, ella ya no podía.
Toda una vida siendo atenta, siendo fiel, siendo leal,
aquella chica ya se sentía realmente cansada.
Ese ruido le molestaba,
se había convertido en un compañero pesado,
y ahora necesitaba que no la quisieran tanto,
que no la esperaran, que no la amaran.
Que la acompañaran de vez en cuando,
que la utilizaran para no estar solos
y que no la quisieran nada.
Y mientras iba caminando se sentía otra vez libre,
sola, tranquila y en paz.