entre desgaste y miedo.
Entre ruinas.
Y entre tanta lucha,
tanta ansiedad,
tanta mentira,
dicen que se enamoraron.
El sudor amargo
se les convirtió en la única salida.
Los demonios encontraron
acogedor refugio en sus costados unidos.
Corriendo uno delante del otro
creyeron no verse,
no invadirse.
Llenando cada huequito
con desesperadas compañías.
Y una mala tarde
de tanto adorarse,
tanto quererse,
tanto cuidarse,
lograron encontrarse.
Y el amor les explotó en la cara.