sábado, 30 de marzo de 2013

No cuenten nunca nada a nadie

Como toda valiente
doy rienda a mis ansias
y empiezo a echar de menos.
A aquél que me daba los buenos días,
al que me hacía tortitas,
a mi amor, que está siempre, con su risa y su aire,
al que con mirada tierna me cuida.
A la que tengo cerca,
al músico de pelo alborotado,
a la reina de su casa y regalo de dioses,
al sabio distraído.
A sangre de mi sangre, pero en rubio,
al hombre inquieto de los martes,
al serio y recto de los jueves.
Al médico trotamundos,
a mi francesita de ojos perfilados,
a su amor de voz templada.
A la morena canadiense,
a mi loca de patas largas,
y a la que vi ayer, con su pelo rizado y sus teorías macabras.
A la bailarina con alergia 
y a mi tipa lista.
Y como bien decía aquél guardián
“No cuenten nunca nada a nadie.
 En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo”





Te quiero

Que seas me hace bien,
que existas me da esperanza,
que me quieras, más.
Eres mi fuerza,
eres mi coraje,
eres mi vida.
Cuando te pienso
siento el sabor agridulce
que me brinda la vida.
Por poder tenerte,
por poder quererte,
por admirarte cómo eres.
Por tener miedo a que me dejes,
por tener la mala suerte de verlo,
por no poder ni pensarlo.
A estas alturas ya,
te puedo decir que llevo doce años
con el miedo a mis espaldas,
con el tiempo a nuestro acecho.
Con la tremenda mala suerte
de que la persona que más quiero
es la que más años tiene.
Abuelo,
eres todo, absolutamente todo
lo que quiero a mi lado.
Sería capaz de renunciar a la vida,
al amor, a la amistad, a la familia,
a todo, absolutamente todo
por tenerte conmigo siempre.
Pero es tanto lo que te adoro
que me dejaré el resto para ser generosa contigo.
No ser egoísta
y permitir que tu voluntad esté por encima de mi.
Te quiero,
no quiero que suene bien,
te quiero,
no quiero que sea bonito,
te quiero, te quiero, te quiero.

viernes, 22 de marzo de 2013

Si ves que me resisto

Si ves que me resisto
haz que te suplique.
No permitas ni un momento
que me rebele.
Tal vez si le tomo el gusto
no sabré luego parar.
Si me hago la remolona,
ve directo al grano,
no dejes que te maree.
Si tú ves que me resisto,
mantente firme,
cabeza alta,
manos listas.
Inmoviliza cuanto puedas,
sujeta pies,
ata muñecas.
Hazte de rogar,
no cedas a mi insolencia,
haz que yo te pida.
Deja que te busque,
lárgate de vista.
Deja que enloquezca.


Soy esa

Soy la que admiras,
soy la que odias.
Soy la que mientes,
soy la que crees.
Soy esa que se sienta en tu cama
esperando que te duermas,
la que se afila los codos
por si pasas cerca.
Soy la que calla,
la que rumorea,
la que te espera,
la que se larga.
Esa misma que amas,
que aprietas y que tiras.
No soy otra que la que piensas,
la que ves, la que imaginas.
La que corre a tu lado a oscuras,
la que hueles a millas,
la que no consigues escuchar.
Fui, soy y no sabemos si seré
esa que pasa.
No soy otra que la que lees
y olvidas.

martes, 19 de marzo de 2013

Un brindis

En un día como hoy
y en un sitio como este,
quiero proponer un brindis
en honor a este hombre.
Un brindis que habla de amor,
que habla de agradecimiento,
de sangre.
Por un hombre que supo recogerme en pedacitos
y hacer con ellos un bonito lienzo.
Un hombre que serio me consuela,
me cuida y me quiere.
Y es que este brindis habla de orgullo,
de ser tu hija, de ser tu parte,
tu herencia.
Un brindis por parecerme a ti,
por llevar tus ojos,
tu pelo y tu humor.
Por el día que lloraste mis lágrimas,
que reíste mi gracia,
y callaste mi herida.
Un brindis por mi padre
que me da lo que soy,
me impulsa a lo que quiero,
y me aparta de lo que temo.
Un hombre que hoy se sienta a mi lado,
y mañana estará de nuevo revoloteando entre libros,
flamenco y verdad.
Y lo que más me gusta de este hombre,
es que es tímido, respeta
y siente dentro esto que digo.
Sabe leer el dolor,
escribir la pasión
y vivir la vida.
Un brindis por un hombre
jondo, con compás, con arte.
Un brindis por mi padre,
el hombre que pone melodía a mis días.

jueves, 14 de marzo de 2013

No me dejes demasiado

Siento no haberte sentido como eres,
siento no poder darte lo que quieres,
no poder dármelo.
Siento no estar preparada todavía,
siento seguir sin confiar,
siento que te duela, que nos duela.
Siento querer verte,
siento querer abrazarte,
siento necesitar besarte.
Siento no haber creído en ti,
por la estupidez de no creer en mi.
Te siento tan lejos ya,
que el miedo empieza a invadirme,
y ni un buen tatuaje lo retiene.
No puedo permitirme perderte.
No puedo ni pensarlo.
Estas necias lágrimas 
se burlan de mi 
rodando hasta el suelo.
Tu cara de niño bueno,
tu voz con guitarra,
tu enfado tonto,
ese baile raro cuando te pones contento,
el atranque de tu voz nerviosa,
y esa mirada que se cuela.
Siento no saber qué es esto,
siento no saber ponerle nombre.
Siento quererte así.

Yo creo que ya

Se que disfrutas con esto,
se que te motiva.
Te calma.
También se que de momento
yo lo llevo bien.
A ratos.
A ratos me hace gracia,
a ratos hace que te odie,
a ratos hasta hace que te quiera.
Se que me echas de menos,
como yo te echo a ti,
se que me piensas
y se que te espero.
Sólo que temo que no sepas medirte,
que te dilates demasiado en esta pequeña tortura
que te da placer en silencio.
Sólo espero que mi paciencia esté a la altura
de tus caprichos, de tus arrebatos.
Sean cuales fueren los motivos
de este juego estúpido,
que no quiero que me cuentes,
deseo que no te dejes llevar mucho más,
porque, como tú bien decías,
me entiendes, me conoces
y sabrás que soy fácil de cansar.



martes, 12 de marzo de 2013

Ponle un detective

Si se entrega locamente 
ponle un detective.
Si hueles su deseo,
su pasión, su ira
echa el freno antes 
que estés dentro.
Es su instinto el que te busca,
el que te necesita,
el que te quiere aquí y ahora.
Si tú ves que se entrega locamente
pon las luces de emergencia.
Ladéalo sigilosamente.
Cierra puertas, baja persianas,
echa cortinas y mantente quieto.
Escapa mientras puedas.