miércoles, 16 de abril de 2014

Biensonante pero insultante

Reconozco lo difícil de salir del banquillo.
Lo imposible de saber el momento exacto.
No ignoro el desgarro de desprenderse de la arrogancia
cuando ni de rebote te llega el turno.
Admito que la camiseta de suplente
puede convertirse en tu peor pellejo.
Tu gran aliado.
Día tras día.
Pero también se que lo que de segundas se logra,
nunca será realmente de uno.
Será esa bola que entró sin querer en el hoyo.
Aquél giro inesperado en una muerte asegurada.
Un oasis de gasolina.
La constancia.
Biensonante pero insultante.


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