miércoles, 15 de diciembre de 2010

No son peines todo lo que peina

Era una chica con melena despeinada,
toda entera tatuada, ropa hortera,
y mala cara.
Siempre malas caras.
Dueña de sí, de su destino,
de lo que era, de lo que fuera.
Ella lo era.
Todos lo sabían, certeros de su fuerza,
coraje y valentía.
Deseosos de tenerla entre sus brazos,
entre sus manos, entre sus piernas.
De arrebatarle esa fuerza,
y hacerla suya.
Esa chica de melena despeinada
un día se peinó y se desquitó.

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