sábado, 11 de mayo de 2013

Maldita manía

A estas alturas ya
he de reconocer que la vida 
está siendo muy agradecida conmigo.
Aún no he sentido en mi piel
el desgarro de una pérdida, 
de un adiós, para siempre.
A estas alturas ya,
puedo estar feliz de sentarme 
junto a Canetti 
y verlo desperezarse 
ya con su pelo un poco más triste,
menos joven.
A estas alturas todavía
puedo verme rodeada 
de gente que adoro,
que necesito.
Que quiero.
Pero es a estas alturas
cuando más se clava la amenaza
de que todo esto cambie.
El tiempo sigue pasando
y la gente no parece querer
deshacerse de esa jodida manía de envejecer.
Maldita manía.
Maldita manía de despedirse.
De ir.
De abandonar aquí pegaditos.






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